Ruta realizada el Lunes 27/05/2024
Participantes: Alfredo, Domingo, Félix
Reproductor audio crónica:
El día después de la fiesta de cumpleaños de Marga fue realmente duro. Me pase el día entero con malestar general y sin poder comer debido a la resaca del sábado. Hacía mucho que no bebía lo suficiente para sobrepasar el límite de mi resistencia al alcohol y así pasó, un domingo arrastrándome con el agravante de que por la noche apenas dormí 4 horas. Todo por una buena causa. Así debía afrontar el lunes: madrugón importante con viaje, seguido de una ruta en bici. ¿Quién dijo miedo? También para eso están las e-Bike.
Había que aprovechar al máximo esta espléndida primavera. Ya planeamos esta segunda excursión para finales de Mayo después de Las Batuecas y Sierra de Francia. Al fin y al cabo, no quedan muchas primaveras que podamos disfrutar; pero las que quedan, hay que hacerlo a lo grande y para esta salida el plan era conocer el Parque Natural de Saja Besaya. Como la distancia desde Madrid es larga y la entrada al alojamiento era después de las 16:00, decidimos hacer una escala en las Hoces del Riaza y el Sabinar de Hornuez, para comer en Milagros antes de reemprender la marcha hasta Los Tojos.
Esta zona la recorrimos con las familias allá por el 2007. Obviamente Alfredo no se acordaba. Ya le conocemos. Mientras los demás vivimos a un ritmo, el vive dos vidas; pero no se acuerda de ninguna de las dos.
A las 8:30 estábamos en un coqueto pueblo de Burgos llamado Montejo de la Vega de Serrezuela cuyo nombre es más largo que el propio pueblo. Tras la correspondiente lucha para sacar del coche las pesadas e-Bikes dejándolo todo ordenadito y discreto, salimos finalmente a dar pedales. El inicio es por pistas sin desnivel atravesando tierras de labor donde el verdísimo trigo está salpicado de innumerables amapolas rojas y todo ello acompañado de un mar de flores campestres multicolores, el azul celeste y las nubes blancas algodonosas. Añadimos el canto de los pájaros (sobre todo se oye un cuco en el barranco) y el continuo planear de buitres, para redondear la mañana. Un auténtico placer. Hasta la temperatura se ha aliado con nosotros.
Tras un puñado de kilómetros nos acercamos al Barranco de los Frailes desde donde observamos el cañón del río Riaza y multitud de buitres que anidan en sus paredes.
Entramos en el Parque Natural para lo cual previamente habíamos solicitado un permiso por internet. No sirve para nada porque no nos cruzamos con bípedo alguno, pero ya se sabe. Bajamos hasta la presa de Linares del Arroyo y nos adentramos en las hoces con la perspectiva de recorrerlas desde su interior. El agua del río corre abundantemente y nos sorprende lo nada transparente que va.
Tras poco más de 1500 m llegamos a las ruinas del convento e iglesia de San Martín de Casuar donde hacemos la breve pausa del plátano.
Unas fotos y abandonando la ribera del Riaza salimos hacia Valdevacas de Montejo donde hacemos unas fotos desde el mirador del cerro que plagado de tomillo en flor despide un maravilloso olor según se roza con las ruedas.
Seguimos rodando por otros praderíos florecidos acercándonos a Nuestra Señora de Hornuez. Se trata de una iglesia magníficamente restaurada donde la imagen de la virgen se asienta en el centro de la nave y en su altar está rodeada de una sabina barnizada, sin duda muestra del orgullo que los lugareños tienen por su peculiar bosque de sabinas. Nos extraña la afluencia en la entrada de la iglesia de gente bien ataviada en un lunes. Efectivamente son las fiestas y hoy finaliza.
El campanero nos invita a subir al campanario donde nos hace una demostración de su oficio. Para el escaso tamaño de las campanas, el ruido se me hace insoportable y como parece que se ha entusiasmado en su labor ante los peculiares observadores invitados, salgo por patas antes de que me dañe mis delicados tímpanos.
Las enormes, escasas y antiquísimas sabinas de este pequeño bosquecillo tienen unas hojas muy similares a las arizónicas. Pregunto a unos paisanos en la puerta de la iglesia, en la que sospecho no van a a entrar, sobre la diferencia entre sabinas y enebros. La contestación es poco resolutiva. Ellos lo llaman enebros aunque confiesan que creen que son sabinas. Constato posteriormente con mi móvil que son sabinas.
Cuando empiezan los cánticos beatíficos de la concurrencia femenina, iniciamos la huida tras un breve paseo entre las verdaderas protagonistas de la zona. Ya sólo queda llegar hasta los coches a través de senderos con ganas de sentarse a comer en el restaurante El Lagar de Milagros que Alfredo ha reservado en un pueblo cercano llamado Milagros. Es un típico y elegante local donde se aprietan vorazmente medio ternasco asado mis compañeros. Me dejan el rabillo y la caña de la pierna del cordero para comprobar que está fantástico. Yo me decido por algo más liviano porque mis entrañas no están para digerir grasas ovinas. Todo regado con límpida agua de manantial.
Después de la merecida hartadera, nos enfrentamos a tres horas de viaje parando sólo para tomar un café que nos despeje. Ya hasta Los Tojos donde llegamos para dejar las pertenencias, guardar las bicis en el garaje pertrechado con su correspondiente toma de electricidad para nuestras e-bike y descansar lo justo para ir a cenar a La Montañesa, local con amplias vistas al valle donde cenaremos en tres ocasiones.
Mañana más y mejor.
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2 comentarios en “Hoces del Riaza y Sabinar de Hornuez”
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Buena Crónica. Ruta muy agradable y variada, donde a pesar de pedir todo tipo de permisos nos metimos por una zona prohibida.
Domingo y yo nos tomamos un cuarto asado de lechazo churro que estaba delicioso. Para ser lunes el restaurante estaba a reventar. Menos mal que de camino a los Tojos paramos a tomar un café
Muy buen comienzo de viaje. Fue muy buena idea empezar aquí, porque en nuestro destino final estaba el tema más que húmedo, como luego vimos. Impresionante ruta, con grandes paisajes, llena de recuerdos. Un lujazo, si señor.